En relación a su culto en la Antigüedad probablemente Deméter es una de las figuras del panteón de la cual menos conocimiento hemos podido rescatar. Tanto los misterios eleusinos cómo muchas fiestas agrícolas han quedado guardadas bajo secreto, sepultadas por milenios.
Lo que conocemos a día de hoy, todavía relaciona a Deméter directamente con Perséfone y con su secuestro, como rasgo distintivo y característica principal de la psicología de la diosa. Muchos conocedores del "origen de las estaciones" aún no se han preguntado que implica que la hija de la fecundidad sea la mujer de la muerte.
Su unión con Zeus, padre de Perséfone, la vincula aún más con el dios de los dioses, dejando sobre ella una impronta de mayor trascendencia si cabe. Deméter es la figura de la Diosa Madre. Una madre que da los frutos que mantienen con vida a sus hijos, pero que también perdura y los sobrevive.
El eterno ciclo de la fecundidad que celebramos estas semanas de primavera tiene una importancia va mucho más allá de las necesidades satisfechas de hoy.
¿Qué diosa puede ser más trascendental para la vida que la fecundidad misma? Y, sin embargo, el culto y el conocimiento sobre la diosa parece haberse quedado silenciado en esta era.
A la espera de que los rituales que celebran la fecundidad vuelvan a encenderse en las sociedades modernas. Hasta entonces, impertérrita, poderosa, indiferente y generosa: sus dones continúan alimentando generaciones. Gracias, madre.
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