"Aquiles sosteniendo el cuerpo de Patroclo" de Jean-Baptiste Giraud (1800)
La relación entre Aquiles y Patroclo ha sido objeto de fascinación y debate a lo largo de los siglos. Estos dos icónicos personajes de "La Ilíada" de Homero han capturado la imaginación de innumerables personas, y su vínculo ha sido interpretado de diversas maneras a través del tiempo.
Patroclo era hijo de Menecio, uno de los argonautas. En cuanto a su madre, las fuentes varían: algunas mencionan a Esténele, hija de Acasto; otras a Periópide, hija de Feres; y también se menciona a Polimele, hija de Peleo.
En la antigua Grecia, la naturaleza de su relación se veía desde diferentes perspectivas. Algunos consideraban su vínculo un ejemplo de la pederastia, mientras que otros lo interpretaron como una amistad íntima o una relación de compañeros de batalla. Autores y filósofos griegos como Homero, Platón y Esquilo exploraron esta relación, alternando entre la idea de una amistad profunda, un amor romántico o una lealtad heroica. Estos textos reflejan cómo en la Grecia antigua se valoraba el afecto entre compañeros de armas, sin las categorías modernas de género o sexualidad.
Homero narra la relación entre Aquiles y Patroclo en términos de devoción y lealtad. Aquiles llama a Patroclo "su más querido compañero". Cuando Patroclo muere en el campo de batalla, Aquiles siente una pérdida tan devastadora que vuelve a la lucha solo para vengarlo, dejando de lado incluso su enemistad con Agamenón. Este acto, impulsado por un duelo desgarrador, revela una conexión emocional que parece trascender la amistad.
Autores posteriores a Homero comenzaron a explorar esta relación con mayor detalle. En "El Banquete", Platón presenta su amor como un ejemplo de philia -amor fraternal- y eros -amor romántico-, sugiriendo que ambos sentimientos podrían haber coexistido. Esta interpretación ensalza su vínculo como una muestra de sacrificio y devoción, un ideal en la cultura griega antigua. Esquilo, en su tragedia "Los Mirmidones", también sugiere un afecto romántico entre ambos.
En tiempos modernos, el vínculo entre Aquiles y Patroclo ha sido reinterpretado y celebrado como un ejemplo de amor entre personas del mismo sexo en la antigüedad. Autores contemporáneos como Madeline Miller, en su novela "La canción de Aquiles", presentan esta relación como un amor romántico, lo que invita a reflexionar sobre el afecto en los relatos antiguos sin imponer categorías modernas. Estas visiones actuales han sido significativas para la comunidad LGBTQ+, destacando la representación del amor entre hombres en la historia.
Aunque Homero no describa explícitamente una relación romántica, la intensidad de su vínculo es innegable. La muerte de Patroclo es el catalizador que impulsa a Aquiles de vuelta a la batalla, y su dolor es profundo y conmovedor. Aquiles no solo lamenta su pérdida, sino que desea que sus cenizas descansen juntas, una prueba de un amor que va más allá de la amistad. En su dolor, sacrifica a 12 jóvenes nobles troyanos junto a la pira funeraria de Patroclo, junto a varios valiosos animales. Escenificando la ira que, muchas veces, acompaña un proceso de duelo.
El amor entre Aquiles y Patroclo resuena a lo largo de los siglos y subraya la importancia de las relaciones entre personas del mismo sexo en la historia, recordándonos el impacto emocional y cultural de estos lazos en nuestras vidas y en la humanidad misma.
"Menelao sosteniendo el cuerpo de Patroclo", copia del siglo I de una obra griega que se atribuye al escultor Heliodoro de Rodas.
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