Ir al contenido principal

Hermes en Barcelona

Barcelona, una ciudad que resplandece con la riqueza de su historia y la vibrante cultura contemporánea, alberga un tesoro oculto en sus calles y edificios: las figuras de Hermes. Este dios, conocido por ser el mensajero de los dioses, el protector de los viajeros y el patrón del comercio, encuentra su lugar en la arquitectura y el arte de Barcelona, ofreciendo una fascinante mezcla de mitología y tradición.

La presencia de Hermes en Barcelona no es casualidad. Se remonta a leyendas antiguas que vinculan al dios con la fundación de la ciudad. Según una de estas leyendas, Hermes, junto con su hermano Heracles, formó parte de la expedición de los argonautas y, tras una tormenta, uno de sus barcos, la Barca Nona, llegó a lo que hoy es Barcelona. Este mito conecta a Hermes con la ciudad de una manera mística y perdurable.

Además, el auge del comercio y la industria en el siglo XIX convirtió a Hermes en un símbolo recurrente en la ciudad. Su imagen comenzó a adornar fachadas, relojes y esculturas, representando el progreso y la prosperidad. Por ejemplo, la alegoría de Barcelona de Frederic Marès en la Plaça de Catalunya es una de las muchas representaciones del dios que se pueden encontrar en la ciudad.

Se dice que sólo en la Plaza de Catalunya de Barcelona, se pueden encontrar 47 representaciones del dios Hermes. Esta plaza es un punto neurálgico de la ciudad, que conecta trasporte y comercio como ningún otro.

Las figuras de Hermes en Barcelona varían desde representaciones completas hasta detalles sutiles que adornan los edificios. Algunas de las más notables incluyen:

- El reloj luminoso de la Vía Laietana, que muestra a Hermes con su característico casco alado.

- Los templetes del Edificio Pich i Pon, donde Hermes se presenta como símbolo de comercio. Sufrió un derribo con una tormenta en el 2018.

- El conjunto escultórico del techo del edificio de la Junta de Obras del Puerto, que destaca la importancia de Hermes en la navegación y el comercio marítimo.

- La Plaça del Portal de la Pau y el Arc de Triomf, donde las estatuas de Hermes se erigen como guardianes de la ciudad.

Para aquellos interesados en descubrir estas figuras por sí mismos, existen grupos como los Cazadores de Hermes de Barcelona, que se dedican a explorar y documentar las numerosas representaciones del dios dispersas por la ciudad.

La fascinación por Hermes en Barcelona es un testimonio de cómo el dodecateísmo puede entrelazarse con la identidad de una ciudad, enriqueciendo su patrimonio cultural y artístico. Cada figura de Hermes no es solo una obra de arte; es una ventana a la historia y la espiritualidad, un recordatorio de que las representaciones de las deidades aún pueden encontrarse en los rincones más inesperados de una metrópoli moderna. Son un llamado a explorar, a mirar más de cerca y a apreciar el imaginario que conforma la ciudad condal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Apolo, un dios con CV

 Ἀπόλλων no es el dios del Sol, tampoco lo era para los helenos. Apolo representa la peste, la plaga y la epidemia, pero también la creación y la vida. Es una antítesis y como toda entidad compleja, con el paso del tiempo cobró cada vez más significado hasta que, hacia comienzos del primer milenio, acabó acaparando la figura de Helio, el dios del sol. Es curioso porque hay, en el panteón, figuras que representan las mismas fuerzas que Apolo encarna. Para ser tutor de las Artes, están las Musas; para ser dios de la salud, tenemos a Asclepio; para dios de la destrucción, está Hades.    La novedad es que Apolo es el dios oracular por excelencia y el dios de la armonía. Y es que hay en el ciclo de creación y destrucción una evidente armonía de fuerzas -que en el 98% de las veces se salda con la extinción- evolutivas. Apolo tiene un origen que dista de poder considerarlo “el más griego de los dioses”, hay referencias bíblicas que lo identifican con el de...

Adonia: el regreso con Perséfone

La celebración de la Adonia, tal como lo hemos adelantado, consiste en pequeños rituales muy significativos. En primer lugar, un “brindis fúnebre” por la vida que dejamos.  Utilizamos para ello zumo de granada mezclado con alguna bebida alcohólica -preferentemente Ratafía-. La ratafía, hecha con la sangre de la menta -entre otras hierbas silvestres- será nuestro último trago. Se exprime la granada y sus semillas caen y se mezclan con la bebida y se toma de un golpe.  El simbolismo de la semilla de granada -la cual condenó a Perséfone al Hades-, y su consumo se hace en honor al engaño con el que Hades que nos conduce a la muerte.   La granada era una planta con la que se decoraban los monumentos fúnebres. Por eso, posteriormente cogemos una granada entera y sin cortar por persona, velas pequeñas y nos vamos en dirección al cementerio una vez caída la noche. Esa granada que arrojamos será nuestro alimento y reserva para el más allá. Lo ideal es subir a un montículo p...

Qui exaudivit me in die tribulationis meæ, salvum me faciat

Desde el fin del año y hasta el solsticio de invierno , la noche crece día a día. En el silencio del riguroso invierno encontramos un momento para pensar en todos aquellos que sufren. Los que están enfermos, los que reciben un diagnóstico nefasto, los que acaban de marchar. Por todos ellos elevemos juntos un ruego y hermanemos nuestros corazones:   « Qui exaudivit me in die tribulationis meæ, salvum me faciat » .  Que quien los escuche, los salve. Cada noche, dejamos un farol encendido fuera de casa con un cirio con la esperanza de que esa luz y ese calor alivien sus corazones.