En la obra "Ranas" de Aristófanes, Empusa es descrita como un ser aterrador que cambia de forma y apariencia constantemente: a veces aparece como una mujer hermosa, otras veces como una perra, o incluso como una criatura de aspecto monstruoso con una sola pierna de bronce y otra de estiércol de burro. Esta descripción simboliza su naturaleza engañosa y la capacidad de adoptar diferentes aspectos para atraer o asustar a sus víctimas.
El cambio de forma es uno de los atributos más destacados de Empusa. Esta habilidad la conecta estrechamente con el mundo de la magia y los hechizos. En la tradición griega, las criaturas que podían cambiar de forma eran vistas con desconfianza, ya que representaban la inestabilidad y la capacidad de engaño. Empusa utilizaba su poder para tomar la apariencia de una joven atractiva con el fin de seducir a los jóvenes desprevenidos. Según se cuenta, una vez que los atraía a su lado, se revelaba en su verdadera forma demoníaca y se alimentaba de su sangre y carne.
La servidora de Hécate es mencionada en varios textos antiguos, aunque su presencia es particularmente notable en la literatura de la comedia griega y en los relatos populares. El comediógrafo Aristófanes incluye un episodio en el que Dionisio y su esclavo Jantias se encuentran con Empusa en su camino al inframundo. Dionisio, aterrado por la aparición de esta criatura cambiante, ordena a su esclavo que no la mire, ya que era conocido que aquellos que la contemplaban caían víctimas de su poder demoníaco.
Por otro lado, en el texto de Filóstrato, "Vida de Apolonio de Tiana", se relata cómo Apolonio se enfrenta a una Empusa que había tomado la forma de una joven para seducir a un viajero. Apolonio, utilizando su sabiduría y conocimiento, desenmascara a la criatura, revelando su verdadera forma ante el joven, quien logra escapar de sus garras. Este relato subraya la importancia del conocimiento y la perspicacia como medios para protegerse de los seres sobrenaturales.
La estrecha relación entre Empusa y Hécate resalta su papel como sirvienta y guardiana de los caminos del inframundo. Hécate, la diosa de las encrucijadas y la noche, estaba asociada con los fantasmas y los espíritus malignos, y se la invocaba en rituales nocturnos de brujería y adivinación. Al igual que otras criaturas serviles de Hécate, Empusa merodeaba en los cruces de caminos y los lugares oscuros, esperando a aquellos incautos que se adentraban sin la protección adecuada.
Los antiguos griegos creían que Empusa aparecía particularmente durante las festividades nocturnas y los rituales dedicados a Hécate. La presencia de esta criatura servía como recordatorio de la fragilidad de la vida y de los peligros de adentrarse en lo desconocido sin el favor de los dioses o la protección de los hechizos adecuados. En este sentido, la figura de Empusa no solo era un símbolo de terror, sino también una prueba del poder y la influencia de Hécate en el mundo de los mortales.
Al igual que otras figuras femeninas demonizadas, como las Sirenas o las Lamias, Empusa encarna una forma de feminidad salvaje e incontrolable, que utiliza el engaño y el poder sexual para subvertir las expectativas sociales y atacar a los incautos. Al igual que muchas otras figuras femeninas del panteón griego, su imagen ha sido utilizada para representar los temores y ansiedades de la sociedad, pero también es un recordatorio de la profunda conexión entre la sensualidad, la noche y los poderes ocultos.
Comentarios
Publicar un comentario