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Hijos de Hefesto: Erictonio y Caco

Erictonio fue concebido de una manera inusual. Hefesto, el dios de la forja, intentó violar a Atenea, pero ella logró escapar. El semen de Hefesto cayó al suelo y de ahí nació Erictonio, quien fue criado por la propia Atenea. Erictonio tendrá un papel importante en la historia de Atenas. 

Atenea colocó al bebé en una cesta y lo confió a las hijas del rey Cécrope, advirtiéndoles que no lo abrieran. Sin embargo, la curiosidad de las hijas de Cécrope las llevó a abrir la cesta, y al ver al niño, que tenía la parte inferior del cuerpo de una serpiente, se volvieron locas y se arrojaron desde la Acrópolis.

Una vez adulto, Erictonio fue conocido por ser un rey mítico de Atenas. Se le atribuyen varios logros importantes. Se dice que introdujo el uso del carro tirado por caballos en Grecia -la cuadriga- y estableció el festival de las Panateneas como espacio de culto y reconocimiento, en honor a Atenea. Además, se le atribuye la construcción de un templo en la Acrópolis de Atenas y la introducción del uso del dinero en el Ática, facilitando el comercio y la economía de la región.

Según algunas versiones, Erictonio fue divinizado y se le erigió un templo en Atenas, lo que sugiere que su muerte pudo haber sido vista como una transición a una existencia divina. 

Caco, en cambio, fue un gigante, hijo de Hefesto, que vivía en una cueva en el monte Aventino, cerca del Tíber, en la actual Roma. Virgilio no menciona quién es su madre, aunque algunas fuentes valoran la improbable posibilidad de que sea hijo de Medusa

Caco, mitad hombre y mitad monstruo, tampoco tenía una complexión humana, vomitaba torbellinos de llamas y humo por sus tres bocas. Salía de su cueva para aterrorizar a los habitantes locales y era conocido por sus actos de terror y su naturaleza malvada. 

Caco pasó a la posteridad por su desafortunado encuentro con Heracles. Según las fuentes, El gigante robó parte del ganado de Heracles mientras este descansaba durante su décimo trabajo, que consistía en capturar el ganado de Gerión. Para evitar ser descubierto, Caco arrastró a las vacas de espaldas a su cueva, de modo que sus huellas parecieran dirigirse en la dirección opuesta. Sin embargo, el mugido de las vacas traicionó su escondite.

Heracles, al escuchar los mugidos, encontró la cueva de Caco y lo enfrentó. En algunas versiones, mató a Caco estrangulándolo, mientras que en otras lo aplastó con una roca. Este acto violento resultó heroico, al liberar con su muerte a la región del terror que Caco había impuesto.

La palabra "caco" -del latín, "cacus" que significa "malvado" -, se utiliza coloquialmente en español para referirse a un ladrón, podría vincularse en origen en el gigante Caco. La figura de gigante ladrón astuto y su eventual derrota se pudieron convertir en una metáfora para describir a los ladrones en general. Así, el término "caco" es popular en España para referirse a alguien que roba.

Los dos monstruosos hijos de Hefesto, Erictonio y Caco, se convirtieron, respectivamente, en benefactores y detractores de la humanidad. Esto nos lleva a reflexionar sobre el fuego, que construye y destruye por igual, siendo un mismo elemento dependiente del uso que le damos.

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