Bajo el catolicismo, Europa vivió una transformación sustancial en el ámbito religioso que terminó extendiéndose por todo Occidente: el divorcio definitivo entre la sexualidad y la espiritualidad . Esta religión no solo dictamina que los presbíteros, obispos e incluso el mismísimo Papa deban renunciar, al menos teóricamente, a su sexualidad, sino que también presenta un peculiar panteón —Cristo, la Virgen María y Dios Padre— constituido por figuras carentes de sexualidad. El hecho de que la sexualidad sea considerada el antónimo de la espiritualidad es consecuencia de esta visión que contrapone lo mundano y lo divino . En esta perspectiva, el sexo no forma parte de la concepción de Cristo ni resulta relevante en la creación de Dios Padre. Este enfoque contrasta profundamente con otras tradiciones religiosas. Por ejemplo, el panteísmo , que es percibido por algunos como una religión de fornicadores , presenta dioses que copulan, aman, se apasionan, engendran hijos y cometen actos que,...